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  • dsabogalgutierrez

APOCALIPSIS: FIGURAS Y SIMBOLOGÍAS PROPIAS DE ESTE GENERO LITERARIO. PARTE DOS.


El vuelo teológico descrito por Juan y su especulación en perspectiva de Fe y por ende en el contexto de su entorno social, político, religioso y económico, emana por si solo un influjo contundente en la visión del vidente de Patmos. La simbología es un recurso vital y coherente para aterrizar los términos de forma apropiada. No se trata de recrear fantásticamente como lo hace la “meca del cine estadounidense” (1) estamos descartando de entrada cualquier hermenéutica fantástica que sobrepasa la misma lógica y razón de la profecía. Juan sopesa su situación y ve con los ojos de su sindéresis cuanto está sucediendo con su pueblo. La simbología es clave para concretizar un concepto y dejarlo al alcance de muchos. La dinámica posee una claridad absolutamente identificable en su época, no es un género literario prolijo en figuras también lo es en encriptamiento de su significado (2). Juan tiene muy presente las palabras de su Maestro “Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis”. (Mateo capítulo 13 versículos 13-14) (3). Las enseñanzas abiertas son resistidas y este tipo de mensaje solo es reconocido por los cristianos que no se despegaron nunca de su Iglesia y se familiarizaron con sus contenidos y doctrina. No es un castigo escondido sino un reto de fidelidad y permanencia. Aquí se dibuja intencionalmente un Ethos Joanico y apunta a la valoración en extremo de sus palabras en el ámbito de la Fe (4). Los mensajes son orientados a fortalecer la Fe en tiempos difíciles y el filtro político no permite hablar abiertamente.


La visión cristiana sobre la sociedad se estaba tornando en abierta contradicción al modelo romano de inculturación por represión, ellos no producían grandes movimientos migratorios como otros imperios del mundo antiguo pero los líderes de los pueblos conquistados y sus familias eran exiliados en Roma para formarlos según sus necesidades regionales o sometidos a esclavitud como signo de dominio y poder (5). Juan camina bajo la “lupa” de la simbología local, nos referimos a toda la estructura de Fe que los judíos tenían y habían enriquecido estando en otras tierras como por ejemplo en Babilonia. La concepción histórica judía veía en las “langostas” un signo de castigo y esta memoria les asiste desde tiempos muy anteriores, solo para recordar una de las plagas en Egipto. Aquí hay ya una conciencia histórica de una acción de Dios en su favor.


Las Trompetas, (6) evocan una serie de castigos por las acciones de los paganos, tales como la destrucción del templo, las persecuciones, saqueos, y todo tipo de delitos contra el pueblo judío y en su momento la Iglesia primitiva. Estos castigos son descritos como cataclismos tanto en la tierra como en las “alturas” o lugar de seres espirituales (7).


Juan evoca el Día del castigo como lo hacían los profetas de Israel, desde Isaías a Zacarías, el común denominador es la intervención de la Justicia de Dios. Dios reina por sobre los soberanos de la tierra, como ejemplo Textual citamos:

15. Tocó el séptimo Ángel... Entonces sonaron en el cielo fuertes voces que decían: Ha llegado el reinado sobre el mundo de nuestro Señor y de su Cristo; y reinará por los siglos de los siglos. 16. Y los veinticuatro Ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron rostro en tierra y adoraron a Dios diciendo: 17. Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, "Aquel que es y que era" porque has asumido tu inmenso poder para establecer tu reinado. 18. Las naciones se habían encolerizado; pero ha llegado tu cólera y el tiempo de que los muertos sean juzgados, el tiempo de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, pequeños y grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. (Apocalipsis capítulo 11 versículos 15-18). (8).


El Séptimo Ángel y la séptima Trompeta, describen con facilidad el Reinado definitivo de Cristo y con su Persona Divina, todo el influjo pleno de las Divinas Personas, es el reinado de la Trinidad de Dios. Los enemigos de su pueblo, término que arropa a su Iglesia, no podrán prevalecer sobre sus testigos, que aquí son los mártires. Precisamente las oraciones y suplicas de estos creyentes serán escuchadas una consecuencia es el castigo para los pueblos que derramaron su sangre (9). Cada una de las trompetas se relaciona con una situación ampliamente descrita y que busca fortalecer la confianza y la esperanza del creyente en Dios y su intervención justiciera. El temor de Dios es un don maravilloso que deposita toda su confianza en Dios. La seguridad de los bautizados pasa por la confianza en su Dios y no en los reinos y poderes de este mundo. Juan no predica un escape o abandono del mundo sino el sano y coherente orden de todo en manos de Dios y su Sabiduría. El modelo social de Juan es irrigado por esta concepción del Reinado universal de Cristo (10).


“Destruir a los que destruyen la tierra” las palabras finales del (versículo 18 del capítulo 11), son muy actuales. Muchísimos bautizados están a la espera del fin de los tiempos y pasan por alto que por nuestra mano se dio marcha a la destrucción de la obra de Dios, las especies naturales son vendidas y sus habitad convertidos en “santuarios” de explotación de todo tipo, desde hidrocarburos hasta maderas, ( en Colombia su segundo río en importancia es dejado a merced de una presa interrumpiendo los ciclos vitales que le acompañan) nada parece ser sagrado para el hombre moderno y su estilo de vida, nada parece importar más allá de su insatisfacción y necesidad creciente de poder y consumismo. El pecado ecológico de nuestras estructuras sociales y políticas es enorme y su peso imposible de soportar, (11) desde esta perspectiva no es posible esperar un castigo cuando nosotros venimos castigando literalmente a la creación entera. Se avecinan guerras por la riqueza de las tierras y su valor en las grandes bolsas de valores, otro Abel y otros tantos Caín, dispuestos a los que sea por sacar provecho del suelo y el aire, de los mares y las montañas. A ese nuevo tipo de Caín Dios no le marcó la frente para que no lo asesinaran sino para que los seres vivos al verlo corrieran por sus vidas. Ahora si miremos el signo de la bestia moderna ($$$$$$-$$$$$$-$$$$$$) (12) tampoco las iglesias se salvan de tales Nicolaitas. La actualidad Joanica es contundente y Dios no destruirá su obra perfecta sino que en su momento la defenderá radicalmente desde la toma de conciencia de los bautizados sobre la protección del Medio Ambiente (13).


El tema del reinado universal del Señor es parte fundamental de la exposición Joanica del Apocalipsis, es por demás la afirmación de una Fe universal cuyo germen es toda manifestación de los creyentes y su poderoso testimonio. En el siguiente cuadro observemos la simbología empelada por este autor:

Visión preparatoria que nos introduce en la centralidad de su obra. Nos definirá la naturaleza y sentido de su obra. En boca de Cristo y por Cristo fundamento de toda revelación.


Capítulo 1 versículos 9-20.

Exposición de las iglesias (7 en total) Juan en una especie de remembranza retoma los grandes temas de la revelación y la tradición judía. Los temas en mención que involucran a estas iglesias simbolizan las dificultades superadas gracias a la Palabra y su fidelidad. Ellas son el grande epicentro de este género en el (N.T).


Capítulos 2-3.

Figura del Cordero y su relación con Dios, resumiendo su contenido tenemos presente que en Juan el Cordero Pascual es signo vivo de Cristo su sacrificio y Resurrección. Sacralizando su acción salvadora lo introduce en el Reinado sacerdotal del Señor. Los signos descritos en su visión suponen la formulación de una liturgia poderosa en la que interviene el Cordero como Señor que reinará sobre el universo. Un reinado que supera con creces cualquier concepción judía antes y después de Juan.


Capítulos 4-5-6.


Los cuatro Ángeles, ellos simbolizan la justicia de Dios y su autoridad en los cuatro (4) puntos cardinales, es decir, en toda su obra creadora. La figura de los elegidos asegura el triunfo de Dios y su Voluntad salvífica, estos son germen de su Justicia. La universalidad de la Justicia de Dios es parte viva de la literatura Sapiencial presente en el (A.T). Si observamos el versículo último de este capítulo encontramos al “Cordero” símbolo Joanico de Cristo acogiendo y consolando a los suyos, esta figura es propia de la concepción de una escatología redimida ya por el Sacrificio en la Cruz, el Cordero de Dios es el mismo Hijo de Dios.


Capítulo 7.

Las Cuatro primeras trompetas, y los fenómenos naturales desatados nos recuerdan las peripecias del pueblo en su elección. Dando rienda suelta a la especulación Joanica sobre el “Día de Yahveh”. Los dos testigos y su introducción nos recuerda la manera como Ezequiel describe el Templo de Dios y sus exteriores que implícitamente nos hablan de la ciudad de Jerusalén. El libro devorado es una remembranza de la vocación de los profetas (Ezequiel capítulo 2 y 3) La Sabiduría de Dios llega a los profetas para el cumplimiento de una misión ya que es Dios quien escoge y destina para su obra. Bajo el modelo monárquico es el Rey quien decide sobre el futuro de sus súbditos.


Estas imágenes evocadas por Juan son propias de su interpretación teológica de la historia de su pueblo. No olvidar que el propio Juan está haciendo una lectura teológica de las situaciones vividas en la historia de su pueblo, solo citando las plagas de Egipto y las diferentes campañas militares de su pueblo y las derrotas sufridas a manos de sus enemigos. El tiempo corresponde a las distintas persecuciones y su duración, estas últimas a manos de los romanos.


Capítulos 8-9-10-11.


La Mujer y el Dragón… Estas escenas son relacionadas intencionalmente con el libro del Génesis (capitulo 3 versículos 15-16). Ya que en ambas historias descritas el parto es un asunto doloroso. El pecado ocasiona tal dolor, y desambiguando tal afirmación la perdida de los dones preternaturales introduce el dolor y la imperfección en la naturaleza humana. Es pues una figura según los Santos PP. de la Iglesia que se refiere a la Iglesia, particularmente de los tiempos mesiánicos, aquí hay una persistente afirmación escatológica.

El Dragón rojo, es lo mismo que la serpiente en la literatura judía y en Oriente encontramos este recurso antropizado basta con hablar del Dragón en la cultura China, japonesa y coreana, como de los demás pueblos de esta región. Nosotros los creyentes consideramos al Mesías desde su connotación como persona individual y también como cabeza de la Iglesia. Aquí es clave el Imperio romano y como este simboliza la némesis del Evangelio de Cristo.


La presencia del Arcángel Miguel es tema propio de la literatura profética, cuyo nombre traduce “Quien como Dios” es pues la afirmación del Señorío y Poder de Dios en estas circunstancias que involucran tanto la historia de las caídas del pueblo como su lucha contra el mal personificado en “Satanás” y sus ejércitos. Recordemos que el Imperio poseía el ejército (legiones) más poderoso del mundo antiguo y eran despiadados con los pueblos que invadían. Juan insiste en la liturgia celestial como anticipo de la visión beatifica del creyente ante su Dios.


Capítulo 12.


El falso profeta al servicio de la Bestia… El imperio pudo ser restaurado en algún momento de su existencia, sea por la muerte del Cesar o alguna derrota militar como las sufridas ante los pueblos bárbaros (Ahora Alemania conducidos por Arminio, (año 9 de nuestra Era) o posteriormente con la invasión de los “Hunos” (siglo V) comandados por Atila el “grande”.


La realidad de su poder (imperio romano) es efímero y aunque lo restablezcan desaparecerá, es el mensaje central de Juan en este capítulo. Algunas escuelas teológicas ubican este momento en los disturbios ocurridos tras la muerte de Nerón (9 de junio del 68 d.C). Podemos afirmar que el relato sobre la bestia degollada y curada es una parodia de Cristo muerto y resucitado.


Es una gran paradoja que la Iglesia deba perseverar y soportar las persecuciones aunque sus enemigos sean inexorablemente juzgados por Dios, es un cuadro pasmoso de la inseguridad que invade la existencia humana en su diario devenir. Juan recrea en estas escenas la figura de la Trinidad de Dios de una manera encriptada y desafiante si se quiere a pesar de lo que a priori pueden significar las figuras empleadas (Espíritu, serpiente, bestia). Es una manera de argumentar desde una perspectiva caricaturista al Dios revelado.


Capítulo 13.

El Cordero y la vendimia de las naciones… El cántico nuevo (versículo 3) nos recuerda muy seguramente al cántico entonado por Moisés en la liberación de su pueblo de Egipto. La poesía era citada convenientemente por el pueblo luego de una victoria militar o personal, basta con recordar el cántico de Ana y de Maria. De esta forma la imagen del acontecimiento era puesta en palabras y frases alusivas de fuerte poder mental.

La raíz alegórica de estas escenas las encontramos en el (A.T) como quiera que sus imágenes son fruto por ejemplo de (Deuteronomio capítulo 26 versículo 1 y ss). Juan no aparta la mirada del castigo eterno como una reacción natural a los culpables y una exaltación de los justos que por sus obras y Fe son separados y librados de tales tormentos. La Iglesia triunfante y la comunión de los santos son representados aquí en este capítulo y adornada con la “sangre de los mártires” que en vida de Juan derramaban su sangre por confesar a Cristo como su Señor y Salvador.


Capítulo 14.

El cántico de Moisés y del Cordero… El cántico es un recuerdo (remembranzas) del amor de Dios por su pueblo, es un contenido esperanzador en un mundo plagado de injusticias y opresión. No olvidemos que el mundo conocido por Juan era en realidad pequeño, solo desarrollado en el Mediterráneo. Babilonia es la Roma de su época (los asirios fueron los primeros en deportarlos) y el recuerdo caló profundo en las distintas escuelas proféticas de Israel de las que Juan da cuenta implícitamente.


Capítulos 15-16.

La Ramera y la Bestia... Babilonia y Roma son nombres femeninos por los que una mujer los personifica, esta antropización es fruto de la necesidad de ocultar la identidad de estos enemigos a muerte de Israel y de paso son vistos por Juan como rivales de Jerusalén de la que llamará Nueva Jerusalén. Las siete cabezas en las que se sienta la mujer son clara alusión a 7 emperadores romanos. El primero gobernó desde el año 24 a.C hasta las dos primeras décadas del siglo I, y el ultimo hasta el año 70 d.C sin duda estos 7 emperadores fueron observados por Juan en su lectura teológica, miremos sus nombres:

· Augusto

· Tiberio

· Calígula

· Claudio

· Nerón

· Galba

· Otón.

La incidencia romana es muy grande en la concepción de una Teología Joanica que se ve a sí misma en confrontación total contra el mal y sus formas antropizadas. El Cordero es Cristo y los títulos que ostenta fueron entregados por el Padre Dios, nos referimos a Señor de Señores y Rey de reyes como expresa el versículo 14. Los reyes de los que hace mención no solo tienen asiento en el imperio también es posible verlos fungir a lo largo de la historia de la humanidad y conocer su grande poder para destruir y esclavizar a pueblos enteros.


Capítulo 17.

Lamentaciones por Babilonia… El poder de Babilonia es y fue efímero, sus aliados también sufrieron las consecuencias de los cambios en la región con el surgimiento de nuevos imperios hasta el advenimiento del romano. Todo su poder y comercio quedó a un lado. Juan está leyendo sociológicamente estos acontecimientos y sin duda recuerda a su pueblo víctima de los asiros, persas, egipcios, griegos y a la fecha romanos.


Las lamentaciones son fruto de estas perversiones paganas que desencadenaron la furia de Dios contra ellos, recordemos que estamos ante la reflexión teológica de un creyente. La justicia es vista desde la perspectiva del pasado del pueblo y la evocación de la sangre de los profetas derramada por Israel será atendida. La justicia se equipara al ser nacionalista de los creyentes. El castigo toca todas las fibras de esa sociedad, para Israel hay un Nuevo y definitivo comienzo en dinámica escatológica.


Capítulo 18.

Cantos triunfales en el cielo y el primer combate escatológico… las expresiones de alegría son distintas a la tragedia anunciada en el capítulo anterior. No se trata de una situación emotiva sino de la otra cara de la moneda, de una realidad distinta fruto de la Gracia de Dios simbolizada en el triunfo del Cordero. Jesús da testimonio con absoluta claridad y ese testimonio es la Palabra de Dios de la cual brota todo principio de revelación y verdad.

También describe su liturgia, es la concepción de una relación vital entre Dios y los suyos, entre Cristo y los que de su presencia y Señorío dieron testimonio.


Hay algunas figuras empleadas por los profetas como por ejemplo en el versículo 15, aquí el “Lagar” simboliza el exterminio, en cuanto a su empleo en la cultura antigua, era un gran recipiente donde se exprimía la uva y se recolectaba su jugo. Juan dibuja así la historia de la Iglesia y las confrontaciones de esta con el mal, aquí simbolizadas en el reinado por determinado tiempo de los mártires y de la bestia.


Capítulo 19.

El reino de mil (1.000) años. El segundo combate escatológico. Juicio de las naciones… En consonancia con el capítulo anterior. Juan y sus discípulos plantean la renovación de la Iglesia luego de superar pruebas tan difíciles como las persecuciones romanas. El versículo 4 del presente capitulo inspiró a la Iglesia primitiva en lo referente a los mártires y como estos rehusaban participar en la liturgia de los ídolos y deidades del imperio.

Los cristianos eran obligados so pena de muerte a participar en la quema de incienso a los dioses romanos, particularmente su “triada capitolina” quienes no aceptaban eran conducidos al coliseo y demás lugares de martirio.


El castigo, para los victimarios es la muerte eterna que difiere de la corporal que sufrieron los cristianos del siglo I. Juan no pierde de vista la Nueva Jerusalén que se convertirá en la capital del mundo, la Iglesia es la Nueva Jerusalén reclamada así por el Vidente de Patmos.


Capítulo 20.


La Jerusalén celestial, que es la ciudad futura. Jerusalén mesiánica… Esta Nueva Jerusalén, es absolutamente distinta y un total contraste con relación a Babilonia. El pecado mueve a la segunda, la Gracia es artífice de la primera.


Juan repite los esquemas de alianza con Yahveh que funcionaron en el (A.T) recordando el valor sacro de estos acuerdos unilaterales donde Dios era quien los cumplía totalmente. El mar y toda gran extensión de agua genera en los judíos desconfianza, ellos no fueron ni son grandes navegantes. El mar es signo de lo desconocido y hogar del Leviatán…


La Alianza con Dios será eterna y la intimidad como familiaridad moverán las bases de la Alianza definitiva, Dios es amoroso con su pueblo, son conceptos clave para comprender la relación salvífica con Cristo y su presencia en la Iglesia.


Capítulo 21.

Contiene el epilogo de la obra Joanica… El primer versículo de este capítulo simboliza la presencia del Espíritu Santo, de lo anterior somos coherentes al decir junto con los santos PP. de la Iglesia que “Estamos hablando de la Santidad misma de Dios, es decir, su Adorado Espíritu Santo”.


Juan nos muestra la perfección escatológica de todos los atributos recibidos en la Nueva Jerusalén.

Para Juan la Iglesia es la “Novia” de Cristo, es la manera de presentarnos esta relación mística indisoluble que se convierte en principio salvífico para nosotros. El Alfa y la Omega es signo de la presencia de Dios en la historia, todo creado por Dios y todo debe retornar a Dios. Es el Primero y el Último, no hay nada fuera de su Voluntad salvífica y Gobierno.


El epílogo Joanico corresponde de manera coherente con la liturgia de la Iglesia primitiva la misma que invoca el nombre de Cristo y lo asocia a su llamado desde la Fe: Marana-tha es una manera segura y confiada de pedir el retorno de Cristo a su Iglesia. Es el epilogo que argumenta desde la concepción transitiva del Señor en medio de su pueblo, es decir, de un Dios que retorna al Padre y también se mantiene en su Iglesia. Miremos pues el versículo 17, la perspectiva de esta visión mística de Juan sella la intención de su obra y desde luego del libro en mención. El orden implícito en la vida del bautizado supone ya un adelanto de la manifestación definitiva de Cristo. No olvidar que esta visión era propia de los albores del cristianismo. La inminencia de la segunda venida de Cristo era uno de los temas teológicos de mayor relevancia.


Capítulo 22.


(14).

BIBLIOGRAFIA/ ARTÍCULOS/ FUENTES/CIBERGRAFÍA.

1- Nota del autor.

2- Nota del autor.

3- https://www.bibliacatolica.com.br › La Biblia de Jerusalén › Mateo › Capítulo 13.

4- Nota del autor.

5- Nota del autor.

6- Nota del autor.

7- Nota del autor.

8- https://www.bibliacatolica.com.br › La Biblia de Jerusalén › Apocalipsis.

9- Nota del autor.

10- Nota del autor.

11- Nota del autor.

12- Nota del autor.

13- Nota del autor.

14- Nota del autor.

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